The Rose of the World
Who dreamed that beauty passes like a dream?
For these red lips, with all their mournful pride,
Mournful that no new wonder may betide,
Troy passed away in one high funeral gleam,
And Usna's children died.
We and the labouring world are passing by:
Amid men's souls, that waver and give place
Like the pale waters in their wintry race,
Under the passing stars, foam of the sky,
Lives on this lonely face.
Bow down, archangels, in your dim abode:
Before you were, or any hearts to beat,
Weary and kind one lingered by His seat;
He made the world to be a grassy road
Before her wandering feet.
La rosa del mundo
¿Quién soñó que la belleza pasa como un sueño?
Por estos labios rojos, con todo su triste orgullo,
Asaz tristeza que ninguna nueva maravilla puede acaecer,
En el destello de las exequias, murieron los troyanos
Y el último aliento dieron los hijos de Usna.
El mundo y yo somos pasajeros:
Entre las almas de los hombres que decaen y ceden
Como las pálidas aguas en su cauce invernal,
Debajo de las estrellas pasajeras, cielo de algodón,
Este rostro solitario sigue inmortal.
¡Oh arcángeles! Bajad la cerviz en vuestra morada de tinieblas:
Antes de que en vosotros se insuflara el alma y latiera cualquier corazón,
Extenuada y tierna reposando en Su solio;
Él hizo que el mundo fuese una vereda de hierbas
Debajo de sus pies errantes.
The Rose of the World
Who dreamed that beauty passes like a dream?
For these red lips, with all their mournful pride,
Mournful that no new wonder may betide,
Troy passed away in one high funeral gleam,
And Usna's children died.
We and the labouring world are passing by:
Amid men's souls, that waver and give place
Like the pale waters in their wintry race,
Under the passing stars, foam of the sky,
Lives on this lonely face.
Bow down, archangels, in your dim abode:
Before you were, or any hearts to beat,
Weary and kind one lingered by His seat;
He made the world to be a grassy road
Before her wandering feet.
La rosa del mundo
¿Quién soñó que la belleza pasa como un sueño?
Por estos labios rojos, con todo su triste orgullo,
Asaz tristeza que ninguna nueva maravilla puede acaecer,
En el destello de las exequias, murieron los troyanos
Y el último aliento dieron los hijos de Usna.
El mundo y yo somos pasajeros:
Entre las almas de los hombres que decaen y ceden
Como las pálidas aguas en su cauce invernal,
Debajo de las estrellas pasajeras, cielo de algodón,
Este rostro solitario sigue inmortal.
¡Oh arcángeles! Bajad la cerviz en vuestra morada de tinieblas:
Antes de que en vosotros se insuflara el alma y latiera cualquier corazón,
Extenuada y tierna reposando en Su solio;
Él hizo que el mundo fuese una vereda de hierbas
Debajo de sus pies errantes.